José Luis Martínez Bazán comenzó sus actividades comerciales en la década de 1970 con una avícola en la zona de Bajo Valencia, en Casabó, atrás del Cerro de Montevideo.

Esta actividad y el relacionamiento con colegas y empresas del sector, asumiendo el importante peso que tiene el costo de los granos en la cadena de producción avícola, devino en la comercialización de granos, que se consolidó en la década de los 90, con la actividad de importación.

Con el paso del tiempo logró un posicionamiento destacado en el sector, trayendo barcos enteros de granos para abastecer a las principales agroindustrias consumidoras de ración, llegando a ser uno de los principales importadores del país.

En una época en la que no existía la gran concentración de hoy en día en unas pocas empresas multinacionales, Martínez Bazán fue un referente en un estilo de hacer negocios basado en la confianza, el cumplimiento y la palabra dada.

En paralelo con su actividad comercial, Martínez Bazán fue un destacado árbitro de fútbol, que tuvo la oportunidad de representar a Uruguay en el Mundial de México 86, en Copa Mundial sub-20 del 81 y del 83, en la Copa América de 1983, y arbitró la final de la copa intercontinental de 1986, en donde River Plate de Argentina se coronó Campeón del mundo.

Seguramente esa actividad como juez contribuyó a su don de gente, a su búsqueda de soluciones evitando los conflictos, a su mirada detallista, a ser una facilitador dejando que los protagonistas hagan su juego y obtengan sus beneficios, y al mismo tiempo, con su firmeza y determinación imponía respeto dentro y fuera de la cancha.

Fieles a ese legado y forma de encarar la vida y los negocios, ante su fallecimiento en 2015, sus hijos tomaron las riendas del negocio y lo potenciaron sumando diferentes servicios logísticos adaptando la propuesta de valor de la empresa a los requerimientos y condiciones actuales del mercado.